El Valle de Aosta
El Valle de Aosta: la región más pequeña de Italia enmarcada por los magníficos «4 cuatromiles» europeos. Su territorio se desarrolla en el ángulo noroccidental de los Alpes, limitando al noroeste con Francia, al norte con Suiza y al sudeste con el Piamonte. Una naturaleza deslumbrante hace de trasfondo de una tierra en la que vivir y descubrir que, a lo largo de los años, ha sabido darse a conocer y consolidarse como valorado destino turístico.
Es aquí, entre las vetas más altas de Europa, donde la población del Valle de Aosta eligió hace tiempo vivir y transmitir el testimonio de un pasado milenario. Aquí conviven cultura, historia, arte y tradición, compartiendo un territorio espectacular inmerso en una naturaleza asombrosa.
Paraíso de los deportes de invierno y reino del trekking, el Valle de Aosta ha conseguido confirmar lo internacional de sus montañas gracias a espectaculares instalaciones como el teleférico «Sky Way» del Mont Blanc, y con eventos deportivos de gran interés mediático.
Región de montaña por excelencia, el 40 % del territorio del Valle de Aosta sobrepasa los 2000 metros de altitud: las zonas de llanura no bajan de los 500 metros y la veta del Mont Blanc alcanza los 4808 metros. La mitad de su superficie está cubierta por pastos y bosques y solo el 8,7 % del territorio está habitado ininterrumpidamente durante todo el año.
Su economía se basa en el turismo, de verano y de invierno, y si bien es cierto que el Valle de Aosta ofrece 1200 km de pistas de esquí, también lo es que, durante los meses de verano, esta zona se convierte en un paraíso para los deportes al aire libre. Una región que cuenta con una alta densidad de zonas naturales protegidas: desde el Parque Nacional del Gran Paraíso a los jardines botánicos alpinos, sin olvidar el Parque Regional del Monte Avic y las zonas húmedas.
El Valle de Aosta se revela también como un cofre del tesoro plagado de testimonios histórico-arqueológicos y artísticos que documentan más de 5000 años de historia. Desde los numerosos hallazgos pre y protohistóricos hasta la época romana; desde un Medievo tangible y sugerente, a través del Renacimiento de Giorgio di Challant, hasta un siglo XVII «secreto» y admirable, para arribar a una edad moderna que se declina en las más diversas manifestaciones artísticas.
Pero acaba ahí. Aquí, a los pies de los Gigantes de los Alpes, también se puede disfrutar del agradable abrazo de las aguas termales que brotan directamente del corazón más profundo de las montañas. Al fin y al cabo, es gracias al termalismo que el Valle de Aosta emprendió su innegable vocación turística. Desde las históricas termas de Pré-Saint-Didier hasta las famosas fuentes de Saint-Vincent, pasando por el novísimo centro de bienestar MonterosaTerme de Champoluc, en Val d’Ayas. Atmósferas íntimas y románticas, ambientaciones de efecto, ubicaciones inolvidables y una hospitalidad atenta pero discreta, hacen de estos lugares auténticos y típicos oasis de distensión en los que regenerarse fortaleciendo el cuerpo, vigorizando las defensas inmunitarias y animando el espíritu.
Y no hay que olvidarse del paladar. El pequeño Valle de Aosta, de hecho, reserva experiencias enogastronómicas excepcionales. La sólida cultura campesina local unida a una agricultura heroica capaz de suministrar productos de nicho pero de alta calidad permiten aún hoy apreciar recetas de sabor antiguo, sabores auténticos y genuinos y platos de la mejor tradición alpina.
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